Sistema de trayectoria y flujo continuo
Una forma de empezar el diseño de un jardín terapéutico es trazar los caminos y vías de paseo y circulación en el área designada. En casos donde el espacio sea muy reducido, es posible que este paso no sea factible, y en su lugar, se deba comenzar con el segundo paso: la zonificación.
El primer paso, la circulación, es esencial en cualquier espacio ajardinado y puede ser frustrante para los usuarios si no se planifica adecuadamente. Por lo general, se recomienda contar con una circulación abierta desde y hacia todas las entradas y salidas del espacio; idealmente, se deben evitar callejones sin salida y pasillos cerrados. Por ejemplo, no sería apropiado plantar un seto en medio de una zona de césped y forzar a las personas a caminar una larga distancia para llegar al siguiente espacio.
La experiencia de caminar por los espacios exteriores debe ser placentera y enriquecedora, ofreciendo elementos visuales interesantes a lo largo del recorrido. Esto puede incluir una combinación de plantas, áreas pavimentadas, así como lugares para sentarse y descansar tanto al sol como a la sombra. Los caminos deben dirigirse hacia algún punto de interés o rodear elementos particulares del jardín. Además, se pueden incorporar juegos, pérgolas, árboles o áreas para actividades hortícolas. Se debe evitar, en lo posible, que los caminos terminen en callejones sin salida o puertas cerradas. La utilización de formas circulares es una manera sencilla de dividir el terreno y, al mismo tiempo, crear un recorrido interesante para todos los usuarios del jardín.
Imagen 15. Flujo y circulación en el jardín terapéutico, en forma de «bucle», en el patio de la Residencia Pryconsa de 650 m2 que conecta diferentes zonas funcionales. (Fuente: Jardínes Terapéuticos Palmlöf)
Imagen 16. Flujo y circulación en un jardín más pequeño (450 m2) cerrado por muros. Incluso en un lugar pequeño es importante considerar los movimientos que nos gustaría que se produjeran en el jardín. (Fuente: Cooper Marcus, C., & Barnes, M. (1999). Healing Gardens: Therapeutic Benefits and Design Recommendations.)
No existen reglas rígidas al diseñar el sistema de caminos. En ocasiones, factores culturales y la disposición de los edificios nos llevan a adoptar soluciones diferentes a las formas circulares, como las mostradas en imágenes anteriores. En la siguiente imagen se observa un jardín de forma rectangular dispuesto a lo largo de un edificio.
Imagen 17. Ejemplo de jardín estrecho rectangular con líneas rectas. No hay espacio para pasear en círculos y el paseo debe ser una línea de transporte a través de las distintas zonas funcionales. Fuente: Paisajistas modernos
Utilizar curvas y círculos en el jardín es una forma de romper con los diseños estrictamente cuadrados de las casas y las habitaciones interiores. Normalmente, en la naturaleza se encuentran formas orgánicas, donde no suele haber muchas líneas rectas. De este modo, estamos imitando a la naturaleza, y tenemos la sensación de estar en armonía con ella. Aunque, habría que destacar que usando curvas también hay más posibilidades de que aparezcan superficies no planificadas, como parterres de vegetación. Esto no suele ocurrir cuando se planifica en rectángulos y cuadrados.
Se recomienda el uso de formas orgánicas, aunque no es obligatorio. Es importante tener en cuenta que habrá lugares donde no será posible emplear estas formas, como en terrazas rectangulares alargadas o patios muy pequeños. Además, utilizar ángulos rectos en el diseño, por ejemplo, para porches y áreas sociales a lo largo del edificio, facilita la disposición de sillas y mesas en la mayor cantidad posible.
Zonificación funcional
El segundo paso en el diseño consistirá en planificar las zonas en las que se pueden desarrollar actividades como reuniones sociales, juegos, talleres o terapias. La mayoría de las veces, estas zonas se planifican con un tamaño que armonice con el edificio y el entorno. En el jardín terapéutico, estas zonas deben diseñarse de acuerdo al número de personas que van a usarlas. El mayor reto consiste en equilibrar estas zonas con vegetación, considerando que normalmente suelen ser zonas pavimentadas o de superficie dura. Más adelante, abordaremos los materiales y las características de estos pavimentos.
En el primer análisis de necesidades se determinará qué tipo de espacios deben planificarse. A continuación, se ofrecen algunos ejemplos de distintos espacios y cómo considerar sus dimensiones.
Áreas sociales
Estas zonas son siempre indispensables, por lo que se sugiere iniciar la planificación con la zona social. Su tamaño debe ser lo suficientemente amplio para acomodar mesas y sillas, preferiblemente adyacente al edificio o la entrada del jardín. En muchas ocasiones, algunas personas pueden no desear aventurarse demasiado en el jardín, o el personal y los acompañantes podrían tener tiempo limitado para acompañarlas, por lo que resulta conveniente planificar áreas sociales cerca de la entrada.
Es importante calcular el espacio necesario considerando el conjunto de asientos y mesas. Dependiendo del tamaño de la mesa y las sillas, los conjuntos ocuparán aproximadamente 6 m² o más. Se recomienda disponer de al menos 4 m² en el centro. Para obtener más detalles sobre las dimensiones, consulte la imagen proporcionada.»
Imagen 18. Ejemplo de dimensiones de muebles de jardín. Dibujo de E. Nucera, JTP.
Las áreas sociales ubicadas cerca de la entrada requieren protección contra las inclemencias del clima para garantizar su máximo aprovechamiento. Se puede contemplar, por ejemplo, el uso de sombrillas o una estructura de techo sencilla que ofrezca resguardo contra la lluvia o el sol.
Área de terapia hortícola
Otra zona importante a considerar en la planificación es el área de terapia hortícola. Al analizar las necesidades, resulta crucial determinar su ubicación adecuada. Para el cultivo de hortalizas y el uso de invernaderos, es esencial disponer de la máxima exposición solar durante el día. Además, se recomienda contar con una fuente de agua cercana, evitando el riesgo de accidentes por mangueras dispersas por el jardín.
Las dimensiones de esta zona dependen del espacio disponible y del número de personas, considerando sus capacidades para realizar actividades de horticultura. En una residencia, podría ser suficiente con 4 bancales elevados y macetas. Para adultos con mayor resistencia física, se sugiere disponer de bancales a nivel del suelo que abarquen al menos 50 m². Es esencial verificar las medidas de los bancales elevados y el espacio entre ellos, siendo recomendable una separación de al menos 1,50 m entre cada uno. Para más detalles sobre bancales elevados, se puede consultar el capítulo dedicado al mobiliario.
La horticultura no se limita únicamente al cultivo y cuidado de las plantas. Actividades como limpiar macetas, trasplantar, podar, sembrar y tomar esquejes se pueden realizar sentado junto a una mesa o un banco de trabajo (incluso en el interior de una casa). Por ello, es recomendable crear una zona de trabajo con una mesa amplia y sólida, así como bancos adicionales, protegiéndola del sol.
Si el espacio lo permite, se puede considerar la instalación de un contenedor de compost. Este recipiente no necesita ser demasiado grande. No solo ayuda a reciclar material vegetal convirtiéndolo en tierra útil, sino que también puede ser una valiosa oportunidad educativa.
Imagen 19. Idea para un contenedor de compost adaptado. Por Pia Winnber-Lindquist. El Jardín de las Posibilidades. Instituto de Tecnología Asistencial.
Otro elemento que resulta muy útil cerca de la zona de horticultura es un lugar para guardar herramientas, sacos de tierra, macetas, etc. No tiene por qué ser un almacén grande, pero es recomendable que tenga un acceso fácil para que todo el mundo pueda servirse. Este espacio debería tener una cerradura para poder cerrar la puerta cuando las herramientas no estén en uso.
Imagen 20. Elementos de la zona hortícola. Ilustración de Jardines Terapeuticos Palmlöf.
Imagen 21. Almacenamiento de herramientas. Foto del jardín botánico de Chicago, por Karin Palmlöf.
Zonas de ejercicio físico y juego
Hay diversos tipos de actividad física que se pueden desarrollar en el jardín terapéutico, siendo el más común el paseo. Incluso un pequeño paseo de 50-100m merece la pena, y es posible planificarlo incluso en espacios reducidos. Otra posibilidad para incentivar el ejercicio físico es diseñar una superficie para juegos de pelota (superficie dura). En la mayoría de los jardines es útil incluir una superficie para ejercicios aeróbicos, yoga y otras actividades que podrían realizarse en el césped o en una zona pavimentada. Para hacer un ejercicio con un grupo de 10 personas necesitarás una superficie de al menos 80 m3. Este tamaño también es adecuado para juegos como el crícquet o ejercicios a realizar en un círculo.
Si los usuarios necesitan entrenamiento de motricidad gruesa, parte del césped podría utilizarse para ello. Este tipo de elementos de entrenamiento también podrían incluirse en recorridos alternativos con cambios de nivel. En los jardines terapéuticos es más común emplear elementos naturales que equipamiento prefabricado. Cuando mencionamos elementos naturales, nos referimos a aquellos diseñados para integrarse en el entorno del jardín o la naturaleza. Esto puede incluir, por ejemplo, un camino de arena, un túnel formado por plantas trepadoras que requieren agacharse para atravesarlo, piedras para escalar, entre otros. Se puede observar ejemplos en las imágenes a continuación.
Imagen 22. Comparación del espacio ocupado por equipos de motricidad gruesa, prefabricados y desafíos de motricidad gruesa de diseño natural en el lugar. Fotos Karin Palmlöf. Jardines terapéuticos en Madrid y Dinamarca.
Zonas de relajación y zonas privadas
Es posible que esta área sea de dimensiones reducidas, lo que podría restar importancia a su forma y disposición. No obstante, la elección de su ubicación debe realizarse con atención. Las áreas privadas son necesarias para algunos usuarios del jardín, ya que ofrecen un lugar para la intimidad y la tranquilidad. Por esta razón, si el espacio lo permite, un área de retiro podría ser altamente valorada.
La selección de plantas y la configuración del entorno deben hacerse de manera cuidadosa para crear un espacio curativo. Debe estar ubicado lejos de áreas con circulación intensa o actividades ruidosas. No obstante, no se recomienda que esté completamente aislado; idealmente, esta área debería ser visible para el personal.
Imagen 23. Pequeña zona de relajación con jardineras naranjas. Apartada pero visible. Foto Jardines Terapéuticos Palmlöf, Barcelona.
Imagen 24. Zonificación funcional. Ejemplo del jardín terapéutico del Centro Nacional de Alzheimer de Salamanca, España. Ilustración de Jardines Terapéuticos Palmlöf
Área sensorial y área de reminiscencia
Para facilitar la comprensión de los distintos entornos del jardín, JTP creó un sistema modular para las distintas necesidades de los usuarios. Como se explica en la introducción, cada módulo contiene algunos de los elementos que se necesitarían en determinadas terapias y que ayudan al diseñador y a los terapeutas en el proceso de diseño del jardín. Aparte de las áreas generales explicadas anteriormente, aquí incluimos el módulo sensorial y el módulo de reminiscencia.
Elementos de diseño del módulo sensorial
Las principales características de este módulo son las plantas. En otro capítulo se profundizará más en las especificaciones de las plantas, pero aquí nos centraremos en la interacción entre la persona y las plantas. Esto es algo esencial para que la experiencia tenga sentido. ¿Cómo conseguirlo? Esto se puede llevar a cabo con caminos que atraviesan la vegetación, parterres elevados y pequeñas zonas pavimentadas donde el usuario puede alcanzar, tocar y oler la vegetación.
Además de plantas, un módulo sensorial puede contener otros elementos interesantes:
- Elementos acuáticos para escuchar el agua correr, reflejar la luz o el cielo. Para más información véase el capítulo 4.9.
- Caminos sensoriales (madera, arena, vegetación)
- Diferentes pavimentos que se incluyan de forma natural como caminos secundarios (piedras, corteza, hierba…)
- Piedras, arena de tu zona. Las piedras tienen su propio mundo. Hay piedras pequeñas que se cogen y se hacen sonar en las manos, hay piedras grandes para sentarse y gatear y hay piedras blandas y esculpidas.
- Arbustos perennes que proporcionen escondites para los pájaros y permitan disfrutar de su canto durante la primavera.
- Plantas como el bambú u otras especies móviles que permitan percibir y sentir los movimientos del viento.
- Crea «un techo con plantas» para sentir «el cambio de temperatura» y la diferencia entre oscuridad y luz bajo el techo vegetal (pérgola, arcos, árboles).
El objetivo del módulo sensorial es acercar las experiencias de la naturaleza a los individuos. Hay que pensar en aquellos que no pueden ir a la playa y sentir la arena entre los dedos de sus pies o dar un paseo una mañana de lluvia por el bosque para sentir las gotas frescas, el aire y oler la tierra mojada. Pensar en los diferentes sentidos nos guiará para incluir los elementos que puedan aportar experiencias valiosas.
Imagen 25. Elementos sensoriales en los jardines. Fotos JTP, excepto de la dama que trepa por las piedras. Jardín terapéutico Helle Nebelong en la residencia de ancianos Christians Have.
Módulo de Reminiscencia
Los objetos que desencadenan recuerdos no suelen utilizarse con frecuencia en los jardines. Estos dependen del contexto de cada usuario y deben ser culturalmente apropiados, ya que los espacios exteriores y su uso varían mucho de una cultura a otra. Las plantas también tienen un papel importante en el módulo de reminiscencia y constituyen la forma más natural de evocar recuerdos positivos e iniciar comunicaciones. Un ejemplo es el naranjo del sur de España. En un jardín terapéutico de Sevilla o Granada se plantarían naranjos y limoneros en este módulo para oler el típico «azahar» durante la primavera.
He aquí una lista de otros objetos de recuerdo que pueden incorporarse. Si bien, es importante evitar crear una atmósfera de parque recreativo, ya que esto podría confundir a los usuarios.
- Cobertizos, invernaderos, gallineros
- Lugares donde se realicen diversas actividades como reparar bicicletas o trabajos en madera
- Buzones de correos
- Termómetro y pluviómetro
- Barbacoa
- Juegos deportivos
- Comederos y pajareras
Los recuerdos también están asociados a los materiales empleados en la construcción del jardín. Por ejemplo, en Gran Bretaña y Alemania, los muros y caminos de ladrillo son elementos comunes, por lo que sería apropiado integrarlos en jardines de dichos lugares. Por otro lado, en jardines griegos, se pueden encontrar piedras de colores más claros y, posiblemente, esculturas ocultas entre la vegetación. Mientras tanto, en los países escandinavos, los patios de frutas o huertos son comunes, creando una sensación de familiaridad y hogar en el jardín.
Imagen 26. Módulo de reminiscencia en el País Vasco, España. Caserío típico donde se cultivaban hortalizas y se cuidaban animales. Diseño y fotografía, JTP.